Primera
Guerra Mundial es el nombre con el que comúnmente
se designa al conflicto militar que tuvo lugar entre 1914
y 1918. Afectó a los cinco
continentes e implicó a gran parte de la humanidad.
Otras denominaciones que ha recibido
son: “Gran Guerra”, “Guerra
Europea” o “Guerra del 14".
Lo que se inició
como una guerra circunscrita a las viejas potencias
europeas se extendió por el resto del mundo
merced a las posesiones coloniales.
Además intervinieron otros países
como Estados Unidos de Norteamérica,
Japón, China o algunos
países iberoamericanos. España
permaneció al margen del conflicto.
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Se inició
poco después del asesinato
del príncipe heredero a la Corona de Austria,
el Archiduque Francisco Fernando de Habsburgo,
quien junto con su esposa fue víctima de
un atentado terrorista en la ciudad de
Sarajevo (Bosnia)
el 28 de junio de 1914. Los responsables
del atentado, bosnios de origen serbio, reivindicaban
la anexión de Bosnia (bajo
dominio austríaco) a Serbia.
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Austria-Hungría atribuyó
a Serbia la responsabilidad del atentado y, tras un ultimatum,
le declaró la guerra (28
de julio de 1914). El funcionamiento de las alianzas
militares constituidas en los inicios del siglo
XX por las principales potencias europeas precipitó
la extensión del conflicto fuera de las fronteras
balcánicas.
CAUSAS
Fueron de diversa índole:
Económicas
Las disputas imperialistas
El nacionalismo radical
Las alianzas militares
Las disputas imperialistas
El nacionalismo radical
Las alianzas militares
La
carrera de armamentos
Causas
económicas
Entre
el último tercio del siglo XIX y la primera década
del XX se desarrolló la Segunda
Revolución Industrial. Ésta se
caracterizó por una serie de cambios:
nuevas fuentes de energía (petróleo
y electricidad), nuevos sectores de la producción (químico, siderúrgico
y alimentario), nuevas formas de organización
del trabajo (taylorismo),
la concentración de capitales en torno a grandes
agrupaciones de tendencia monopolística (cartel, trust) y una creciente globalización de
la economía.
Surgieron
nuevas potencias industriales
(USA y Japón) que se unieron
a las ya existentes (G. Bretaña,
Alemania, Francia). Alemania ganó
terreno económico a Gran Bretaña por el
carácter más competitivo y moderno de su
industria y se erigió en la líder
indiscutible de determinados sectores productivos, como
el siderúrgico y el químico.
Al mismo tiempo intentó por todos los medios arrebatar a Inglaterra sus tradicionales mercados, tanto europeos (Bélgica, Holanda, Rusia) como coloniales, y se convirtió en un serio rival comercial. Londres y París lograron mantener, no obstante, la supremacía en la exportación de capitales.
Al mismo tiempo intentó por todos los medios arrebatar a Inglaterra sus tradicionales mercados, tanto europeos (Bélgica, Holanda, Rusia) como coloniales, y se convirtió en un serio rival comercial. Londres y París lograron mantener, no obstante, la supremacía en la exportación de capitales.
Las
disputas imperialistas
Durante el siglo XIX Gran
Bretaña y Francia
se habían repartido gran parte del mundo.
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Al comenzar la
siguiente centuria el peso económico de Alemania
superaba al de ambas. Sin embargo, ese poder no
se correspondía con la escasa entidad de
sus posesiones
ultramarinas (algunas
áreas en el suroeste y oriente africanos,
Togo y Camerún, así como algunos archipiélagos
en el Pacífico).
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Alemania demandaba una nueva realidad colonial
algo que trataban de impedir Gran Bretaña y Francia.
Ese escenario fue testigo de tensiones
internacionales, hecho acrecentado por el nacimiento de
nuevas potencias como Japón o
Estados Unidos, cada una de ellas con sus propios planes
imperiales.
Dos
episodios constituyeron la antesala de la Gran Guerra.
Tuvieron lugar entre 1904 y 1911 en Marruecos,
área bajo las aspiraciones coloniales francesas
que Alemania utilizó para conseguir
sus propios beneficios coloniales. Se conocieron como
“Crisis marroquíes”.
Las crisis marroquíes
La primera crisis marroquí (1904-1906)
Estalló por la pretensión francesa de crear un protectorado en Marruecos a lo que se opusieron Alemania y España, que también tenían intereses en la zona.
Alemania vio la oportunidad de frenar la expansión colonial francesa y obtener para sí ganancias territoriales. Por su parte Inglaterra transigió con las aspiraciones de Francia a cambio de la renuncia de ésta a intervenir en Egipto, en tanto que España obtuvo el visto bueno francés para actuar en una pequeña parte del territorio marroquí. Pero Alemania se erigió en garante de la independencia de los gobiernos locales frente a las pretensiones imperialistas francesas, originando fuertes desavenencias.
En 1906 se celebró la Conferencia
de Algeciras. En
ella participaron numerosas potencias
y se logró aliviar transitoriamente el riesgo de
conflicto. Se admitió la formal independencia
de Marruecos bajo la soberanía del sultán
Muley Hafiz, pero en realidad el territorio se mantuvo
bajo la tutela francesa. En correspondencia se
permitió el libre comercio
a todas las potencias. España
consiguió mantener sus aspiraciones sobre el norte
de la cordillera del Rif y organizó formalmente
el área como protectorado en 1912; Francia ya lo había
hecho anteriormente con sus territorios.
La primera crisis marroquí desató las alarmas ante un posible conflicto internacional ya que en 1904 Francia y Reino Unido habían suscrito un pacto, la “Entente Cordiale”, ampliado en 1907 con la incorporación de Rusia (Triple Entente). Un conflicto entre Francia y Alemania hubiese supuesto una guerra de proporciones incalculables.
La segunda crisis marroquí (1911)
Las crisis marroquíes
La primera crisis marroquí (1904-1906)
Estalló por la pretensión francesa de crear un protectorado en Marruecos a lo que se opusieron Alemania y España, que también tenían intereses en la zona.
Alemania vio la oportunidad de frenar la expansión colonial francesa y obtener para sí ganancias territoriales. Por su parte Inglaterra transigió con las aspiraciones de Francia a cambio de la renuncia de ésta a intervenir en Egipto, en tanto que España obtuvo el visto bueno francés para actuar en una pequeña parte del territorio marroquí. Pero Alemania se erigió en garante de la independencia de los gobiernos locales frente a las pretensiones imperialistas francesas, originando fuertes desavenencias.
En
marzo de 1905 el emperador
Guillermo II visitó la ciudad marroquí
de Tánger. El hecho elevó
hasta su cénit la tensión
entre germanos y franceses, que a punto estuvieron
de enzarzarse en una guerra.
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La primera crisis marroquí desató las alarmas ante un posible conflicto internacional ya que en 1904 Francia y Reino Unido habían suscrito un pacto, la “Entente Cordiale”, ampliado en 1907 con la incorporación de Rusia (Triple Entente). Un conflicto entre Francia y Alemania hubiese supuesto una guerra de proporciones incalculables.
La segunda crisis marroquí (1911)
Se originó tras la acusación
efectuada por Alemania de que Francia
había trasgredido el Acta de Algeciras.
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El envío
de un buque de guerra germano (el
Panther) al puerto de Agadir
como medida de presión para hacer valer sus
exigencias territoriales, desencadenó una
segunda crisis internacional.
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Francia, apoyada por Gran Bretaña,
se doblegó finalmente a las pretensiones germanas,
cediendo parte del Congo a
cambio de gozar de total libertad de acción en
Marruecos.
La segunda crisis marroquí exacerbó los ánimos nacionalistas de franceses y alemanes y despejó el camino hacia la guerra.
El nacionalismo radical
La Triple Entente
La segunda crisis marroquí exacerbó los ánimos nacionalistas de franceses y alemanes y despejó el camino hacia la guerra.
El nacionalismo radical
El nacionalismo
atribuye entidad y singularidad propias a un territorio
y a sus ciudadanos, y sobre él se asientan
aspiraciones políticas de carácter
muy diverso. En ese proceso nacieron en el siglo
XIX dos estados que jugarían un papel fundamental
en la historia de Europa: Alemania
e Italia.
Al tiempo que esto acontecía, tenían
lugar procesos de signo inverso que supusieron
la disgregación de viejas
entidades estatales en beneficio de otras nuevas.
Fue el caso de la Turquía
otomana, imperio que a finales
del siglo XIX estaba en plena descomposición,
parte de la cual se desarrollaba en el área
de los Balcanes.
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La guerra
franco-prusiana (1870),
puso los territorios franceses de Alsacia
y Lorena en manos de los alemanes.
Desde entonces nacionalismo francés
no cesó de alentar el desquite y el rescate
de dichos territorios.
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Un tercer escenario de fricción
nacionalista lo constituyeron los imperios coloniales,
cuyas disensiones alentaron fuertes
tensiones internacionales que propiciaron la formación de alianzas
militares y la carrera
de armamentos.
La
crisis de los Balcanes (1906-1914)
La desintegración del Imperio Otomano estuvo acompañada de las reivindicaciones nacionalistas de los nuevos estados surgidos en el siglo XIX. El nacionalismo se mezcló con problemas de carácter étnico, religioso y cultural. Las grandes potencias intervinieron en todos ellos según sus intereses, bien de forma directa, caso de Austro-Hungría, Rusia e Italia, o indirecta, como ocurrió con Alemania, Francia y Gran Bretaña.
Una serie de crisis contribuyeron a la inestabilidad de la zona y al estallido de la Gran Guerra:
La anexión austro-húngara de Bosnia y Herzegovina (1908)
Bosnia y Herzegovina eran territorios con mayoría musulmana que habían permanecido bajo dominio turco hasta 1877. A partir de entonces pasaron a depender administrativamente de Austria-Hungría que finalmente, en 1908, los anexionó a su imperio, provocando la frustración de Serbia que aspiraba a integrarlos dentro de la Gran Serbia (futura Yugoslavia). En la capital bosnia, Sarajevo, se produjo el 28 de junio de 1914 el asesinato del heredero al trono austríaco Francisco Fernando y su esposa a manos de un estudiante bosnio perteneciente a la "Mano Negra", organización secreta nacionalista proserbia.


La primera guerra balcánica (1912)
Esta contienda enfrentó al bloque compuesto por Serbia, Bulgaria, Grecia y Montenegro (secundados por Rusia) con Turquía y Austria. Derrotada Turquía hubo de retirarse de la zona y ceder a Bulgaria una salida al mar Egeo.
La segunda guerra balcánica (1913)
Los que fueron aliados en la primera guerra balcánica se enzarzaron en una lucha entre sí: Bulgaria atacó a Serbia, a Grecia y a Montenegro con el objetivo de anexionarse los territorios abandonados por Turquía. Ésta última, junto a Rumanía se unió a Serbia y a Grecia. Bulgaria fue derrotada y los territorios en disputa pasaron a Serbia.
A partir de entonces el objetivo de Serbia fue alcanzar el rango de gran potencia de la zona (Gran Serbia), aspiración que quedó ensombrecida por los tratados de Londres y Bucarest (1913), que reconocieron a Albania como nuevo estado en detrimento de los planes que Serbia se había fijado respecto a la anexión del territorio albanés. Austro-Hungría por su parte entorpeció en la medida de lo posible los planes de Serbia de constituirse como estado importante de la región.
También hubo fricciones entre Grecia y Albania originadas por las aspiraciones de los helenos sobre la región del Epiro (de lengua griega) que había quedado bajo soberanía albanesa.
Estas circunstancias convirtieron los Balcanes en un auténtico polvorín que estallaría meses más tarde.
El contencioso franco-alemán de Alsacia y Lorena
En 1918, una vez finalizada la Gran Guerra,
Alsacia y Lorena volvieron a Francia para caer de nuevo
en manos alemanas durante la II Guerra Mundial.
Al término de ésta fueron reintegradas definitivamente
a Francia.
Otros conflictos: Polonia
Las alianzas militares
Las
relaciones entre las potencias se fueron haciendo
cada vez más rígidas y surgieron tensiones
que se acrecentaron con los problemas coloniales. La
situación propició la formación
de alianzas o pactos de carácter
político-militar cuyo fin fue proteger a los
estados integrantes en una eventual contienda bélica.
A lo largo del conflicto nuevas potencias
se adhirieron a este bloque: Turquía
(octubre de 1914) y Bulgaria
La desintegración del Imperio Otomano estuvo acompañada de las reivindicaciones nacionalistas de los nuevos estados surgidos en el siglo XIX. El nacionalismo se mezcló con problemas de carácter étnico, religioso y cultural. Las grandes potencias intervinieron en todos ellos según sus intereses, bien de forma directa, caso de Austro-Hungría, Rusia e Italia, o indirecta, como ocurrió con Alemania, Francia y Gran Bretaña.
Una serie de crisis contribuyeron a la inestabilidad de la zona y al estallido de la Gran Guerra:
La anexión austro-húngara de Bosnia y Herzegovina (1908)
Bosnia y Herzegovina eran territorios con mayoría musulmana que habían permanecido bajo dominio turco hasta 1877. A partir de entonces pasaron a depender administrativamente de Austria-Hungría que finalmente, en 1908, los anexionó a su imperio, provocando la frustración de Serbia que aspiraba a integrarlos dentro de la Gran Serbia (futura Yugoslavia). En la capital bosnia, Sarajevo, se produjo el 28 de junio de 1914 el asesinato del heredero al trono austríaco Francisco Fernando y su esposa a manos de un estudiante bosnio perteneciente a la "Mano Negra", organización secreta nacionalista proserbia.



La primera guerra balcánica (1912)
Esta contienda enfrentó al bloque compuesto por Serbia, Bulgaria, Grecia y Montenegro (secundados por Rusia) con Turquía y Austria. Derrotada Turquía hubo de retirarse de la zona y ceder a Bulgaria una salida al mar Egeo.
La segunda guerra balcánica (1913)
Los que fueron aliados en la primera guerra balcánica se enzarzaron en una lucha entre sí: Bulgaria atacó a Serbia, a Grecia y a Montenegro con el objetivo de anexionarse los territorios abandonados por Turquía. Ésta última, junto a Rumanía se unió a Serbia y a Grecia. Bulgaria fue derrotada y los territorios en disputa pasaron a Serbia.
A partir de entonces el objetivo de Serbia fue alcanzar el rango de gran potencia de la zona (Gran Serbia), aspiración que quedó ensombrecida por los tratados de Londres y Bucarest (1913), que reconocieron a Albania como nuevo estado en detrimento de los planes que Serbia se había fijado respecto a la anexión del territorio albanés. Austro-Hungría por su parte entorpeció en la medida de lo posible los planes de Serbia de constituirse como estado importante de la región.
También hubo fricciones entre Grecia y Albania originadas por las aspiraciones de los helenos sobre la región del Epiro (de lengua griega) que había quedado bajo soberanía albanesa.
Estas circunstancias convirtieron los Balcanes en un auténtico polvorín que estallaría meses más tarde.
El contencioso franco-alemán de Alsacia y Lorena
En 1871, por la
Paz de Versalles, y tras la derrota
sufrida frente a Prusia (Sedán
y Metz), Francia hubo de ceder
a ésta los territorios de Alsacia y Lorena,
que estaban bajo su soberanía desde 1648.
Desde entonces un sentimiento reivindicativo
y revanchista, atizado por problemas
derivados de la expansión imperialista, ensombreció
las relaciones franco-alemanas.
|
Bismarck intentó
aislar a Francia a través de la acción
diplomática, mientras que ésta recurrió
a alianzas con otros estados para contrarrestar
la estrategia alemana.
|
El nacionalismo
francés se alimentó de organizaciones
como la “Défense de L’Alsace-Lorraine”,
que hicieron ostentación de un profundo sentimiento
antigermano, de fácil justificación,
por cuanto los alemanes pusieron en práctica
una agresiva política de germanización
lingüística y cultural en
ambos territorios.
|
Otros conflictos: Polonia
Polonia había sufrido
históricamente diversos repartos
a manos de sus poderosos vecinos. El Congreso
de Viena (1815)
sancionó uno más y el país
quedó dividido entre Rusia,
Austria y Prusia, siendo su
población sometida a distintos regímenes
y administraciones.
|
El nacionalismo
polaco liderado por Józef
Pilsudski, refugiado en la zona de Galitzia
bajo dominio austriaco, constituyó un elemento
más en la rivalidad que enfrentaba a
Austria-Hungría y Rusia.
La política de germanización desarrollada
en la zona bajo dominio prusiano enrareció
aún más el ambiente.
|
Al estallar la Gran Guerra
los polacos, encuadrados en los ejércitos de
las potencias ocupantes, lucharon entre sí. En
1917, tras la revolución bolchevique y la retirada
de Rusia, ésta aceptó la autodeterminación
de Polonia que se encontraba en esos momentos en casi
su totalidad invadida por Alemania.
Cuando ésta firmó el armisticio
hubo de abandonar el territorio polaco creándose
en 1919 la República de Polonia,
soberana e independiente tras más de un siglo
de dominación extranjera. El estallido de la
II Guerra Mundial condujo a una nueva
invasión del país por los alemanes que
la mantuvieron en sus manos durante casi todo el conflicto.
En el preámbulo
de la Gran Guerra Polonia constituía
pues un elemento de fricción más
entre las grandes potencias, muy especialmente entre
Rusia y Austria-Hungría.Las alianzas militares
Entre
1872 y 1890 las relaciones internacionales
europeas estuvieron marcadas por la preponderancia
de Alemania. Su canciller, Otto Von Bismarck,
intentó mantener no obstante una
política de equilibrio
entre las potencias, que incluía el aislamiento
de Francia.
|
El país
galo era percibido por las potencias más
conservadoras como el inspirador de las ideas revolucionarias
que atentaban contra el principio de autoridad monárquica
y el orden tradicional. La política bismarckiana
recibió el nombre de “Realpolitik”
(“Política pragmática”)
y se llevó a la práctica mediante
un complicado entramado de alianzas que es conocido
como "Sistemas bismarckianos".
|
A
partir de 1890, tras el retiro de Bismarck,
el kaiser (emperador) Guillermo
II tomó personalmente las riendas de la
política exterior germana, modificando la del viejo
canciller.
Ya no se trató
solamente de aislar a Francia, también se
pretendió rivalizar con el Imperio Británico,
apoyándose en la construcción de una potente
marina de guerra. Es lo que se conoce como “Weltpolitick”
(“Política mundial”).
|
La
Triple Alianza
Se formó
en 1882 promovida por el canciller alemán
Bismarck. Estuvo constituida por
Alemania, Austria-Hungría
e Italia. Sin embargo esta última
no cumplió sus compromisos cuando estalló
la guerra y en principio se mantuvo neutral hasta
intervenir más tarde como miembro del bando
contrario.
|
(octubre de 1915).
La Triple Entente
Durante el conflicto se incorporaron
Bélgica (atacada
por Alemania); Japón
(agosto de 1914) aspirante a arrebatar
a Alemania sus colonias del Pacífico y sustituir
su papel de potencia imperialista en China; Italia
(mayo de 1915); Rumanía
(junio de 1916), Portugal
(marzo de 1916); Estados
Unidos (abril de 1917);
Grecia (junio de 1917);
también fue el caso de China
y varios estados latinoamericanos.
Las
razones que llevaron a la formación de alianzas
fueron:
- Los recelos británicos ante el incremento del poder económico y militar de Alemania, empeñada en la construcción de una potente flota de guerra que estuviese en condiciones de competir con la del Reino Unido.
- Los intereses contrapuestos de Alemania y Francia en Marruecos que originaron serios conflictos diplomáticos en 1905 y 1911 ("Crisis marroquíes").
- El apoyo ruso a Serbia, país independiente desde 1867, que aspiraba a conseguir los territorios de Bosnia-Herzegovina, anexionados entre 1908 y 1909 por el Imperio Austro-Húngaro. Rusia, vinculada a Serbia por estrechos lazos de carácter étnico y una común condición de pueblos eslavos anhelaba liderar un proyecto de unificación "paneslavo".
- La preocupación de Austria por el creciente nacionalismo serbio, al que deseaba anular militarmente.
El
potencial de los dos bandos
Geográficamente
las potencias centrales contaban con la ventaja
de conformar una unidad compacta, pero esa situación
llevaba aunado el inconveniente de
un posible asedio por parte de sus oponentes, cuyos
territorios se hallaban dispersos.
Demográficamente
los 117 millones de habitantes con que contaba la Triple
Alianza eran claramente inferiores a los 255 de la Entente.
* Población
en 1914
IMPERIOS
CENTRALES
|
ALIADOS
|
||
Alemania
|
65
|
Francia
|
39
|
Austro-Hungría
|
52
|
Gran
Bretaña
|
45
|
-
|
-
|
Rusia
|
171
|
Total
(millones)
|
117
|
Total
(millones)
|
255
|
Económica
y técnicamente Alemania disponía
de la industria más moderna
del mundo. Sin embargo, los aliados poseían
inmensos territorios coloniales
capaces de aportar inagotables cantidades de materias
primas y combatientes.
|
Militarmente
Alemania suplía su inferioridad en los
mares con un ejército
perfectamente entrenado y equipado. Sin embargo
los aliados contaban con más recursos humanos
y una clara superioridad naval.
|
Para
Alemania, núcleo de los imperios
centrales, era esencial obtener una rápida
victoria si deseaba ganar la guerra, de lo
contrario la superioridad material y humana de
los aliados acabaría a la larga por imponerse.
La entrada en guerra
de los Estados Unidos de América
rompió el aparente equilibrio en que se
desarrolló el conflicto hasta 1917 e inclinó
la balanza del lado de la Entente.
|
Entrada
en acción de las alianzas
La
carrera de armamentos
No obstante, hubo sectores encuadrados en el seno del revisionismo
que alentaron la colaboración de
los partidos de izquierda con la burguesía,
lo que en cierta medida frenó las posturas
más comprometidas con el pacifismo. Antepusieron
su sentimiento nacionalista a las invocaciones a
la paz mundial.
Incluso, dentro del socialismo más radical, hubo quienes vieron en la guerra un "mal útil", pues contribuiría a acelerar las contradicciones del capitalismo y posibilitaría la vía directa y rápida hacia la revolución.
Sea como fuere, las tesis
nacionalistas, alentadas por sectores militaristas,
se impusieron a las tesis pacifistas, que fracasaron
en sus esfuerzos por evitar o poner fin al conflicto.
|
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